¡Hola! Hoy nos toca hablar sobre un escritor con una gran imaginación. Ítalo Calvino nació en Cuba pero pasó gran parte de su vida en Italia, donde se desarrolló su etapa formativa y su carrera como escritor. Su padre trabajaba como ingeniero agrónomo en Cuba pero dos años más tarde del nacimiento de Ítalo regresaron y se establecieron en Italia. Allí Ítalo inició sus estudios como ingeniero agrónomo pero tuvo que dejarlo debido a que fue llamado a filas cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Cuando la guerra acabó Calvino empezó a trabajar como periodista a la vez que estudiaba Literatura, pronto pasó a trabajar dentro del mundo editorial. Ítalo inició su camino en la escritura dentro del neorrealismo italiano con un fuerte componente social, más tarde desarrolló una narrativa más fantástica con una gran dosis de poesía y mensajes alegóricos.
Una de sus obras más importantes es el Barón Rampante donde Calvino muestra su conciencia de vivir en un mundo que niega la individualidad de las personas que quedan reducidas a un conjunto de comportamientos culturalmente determinados. En este libro el protagonista, el barón Cósimo, decide vivir en los árboles. En el fragmento que vimos en clase era de la arte en la que el padre de Cósimo y Cósimo se reencuentran por así decirlo tras una discusión, en este fragmento el protagonista ya había decidido vivir en los árboles y no volver a poner los pies en el suelo. Desde los árboles Cósimo veía todo lo que ocurría en el pueblo. La vida de Cósimo cambió y vivió muchas aventuras.
Luisa nos mandó escribir un cuento sobre un personaje que, como Cósimo, viviese en un lugar extraño y diferente. A mí se me ocurrió que mi protagonista podría vivir en un teatro y a partir de ahí se me fue ocurriendo toda la historia que veréis a continuación.
Salió corriendo con los guardias pisándole los talones. La habían pillado. Se agarró la capucha de su capa para que no pudiesen ver su rostro y se metió por la calle del mercado. Empezó a sortear los puestos intentando despistar a los guardias. No lo logró pero al menos había puesto algo de distancia entre ella y su persecutores mucho menos ágiles y rápidos que ella. Rápidamente se metió por un callejón y escaló hasta llegar al tejado de una casa. Escondida desde detrás de una chimenea vio como los guardias habían perdido su rastro y salían del callejón como las manos vacías. Los observó alejarse y se sentó entre las tejas con una sonrisa de satisfacción. Selena se bajó la capucha, se quitó el antifaz que le cubría media cara y sacó su botín para contemplarlo mejor. El objeto que había robado se trataba de un colgante con un rubí pero no parecía tener mucho valor. Selena suspiró, todo habría salido bien si su cliente no la hubiese metido tanta prisa. Ella tenía planeado llevar otra clase de robo en la que la mujer no se hubiese puesto a gritar ni la hubiesen tenido que perseguir. Ella había ideado un plan complejo y bien estructurado que si no la hubiesen presionado habría salido perfectamente. Pero al parecer a su cliente no le hacía mucha gracia lo del veneno, no entendía muy bien por qué, y a pesar de que le había repetido las ventajas del suero somnífero en varias ocasiones su cliente se negó. Él quería un robo forzoso en el que la pobre mujer se pusiese a chillar. Enfadada se dirigió saltando por los tejados a su guarida, el teatro más popular de la ciudad. El Teatro Luces y Sombras era donde se encontraba el gremio al que pertenecía Selena. Lo llamaba gremio porque sonaba más bonito que grupo de ladrones y asesinos a sueldo. El gremio no se encontraba en el teatro mismo sino que la entrada a su guarida estaba allí. El teatro era propiedad del jefe se su banda y al ser el único de la ciudad todos los viernes se llenaba de espectadores deseosos de ser sorprendidos por las obras dirigidas por Esteban. Esteban no era un delincuente pero les guardaba el secreto porque le dejaban usar el escenario y le pagaban por hacer lo que le gustaba. Esteban era un buen hombre alegre y despreocupado. Los actores tampoco eran delincuentes pero eran hijos o sobrinos de algún miembro de la banda y nos ayudaban a mantener una doble fachada. Nadie sospechaba que la Banda Enmascarada se escondía o participaba en la vida del teatro, por eso era la guarida perfecta.
Una de sus obras más importantes es el Barón Rampante donde Calvino muestra su conciencia de vivir en un mundo que niega la individualidad de las personas que quedan reducidas a un conjunto de comportamientos culturalmente determinados. En este libro el protagonista, el barón Cósimo, decide vivir en los árboles. En el fragmento que vimos en clase era de la arte en la que el padre de Cósimo y Cósimo se reencuentran por así decirlo tras una discusión, en este fragmento el protagonista ya había decidido vivir en los árboles y no volver a poner los pies en el suelo. Desde los árboles Cósimo veía todo lo que ocurría en el pueblo. La vida de Cósimo cambió y vivió muchas aventuras.
Luisa nos mandó escribir un cuento sobre un personaje que, como Cósimo, viviese en un lugar extraño y diferente. A mí se me ocurrió que mi protagonista podría vivir en un teatro y a partir de ahí se me fue ocurriendo toda la historia que veréis a continuación.
Salió corriendo con los guardias pisándole los talones. La habían pillado. Se agarró la capucha de su capa para que no pudiesen ver su rostro y se metió por la calle del mercado. Empezó a sortear los puestos intentando despistar a los guardias. No lo logró pero al menos había puesto algo de distancia entre ella y su persecutores mucho menos ágiles y rápidos que ella. Rápidamente se metió por un callejón y escaló hasta llegar al tejado de una casa. Escondida desde detrás de una chimenea vio como los guardias habían perdido su rastro y salían del callejón como las manos vacías. Los observó alejarse y se sentó entre las tejas con una sonrisa de satisfacción. Selena se bajó la capucha, se quitó el antifaz que le cubría media cara y sacó su botín para contemplarlo mejor. El objeto que había robado se trataba de un colgante con un rubí pero no parecía tener mucho valor. Selena suspiró, todo habría salido bien si su cliente no la hubiese metido tanta prisa. Ella tenía planeado llevar otra clase de robo en la que la mujer no se hubiese puesto a gritar ni la hubiesen tenido que perseguir. Ella había ideado un plan complejo y bien estructurado que si no la hubiesen presionado habría salido perfectamente. Pero al parecer a su cliente no le hacía mucha gracia lo del veneno, no entendía muy bien por qué, y a pesar de que le había repetido las ventajas del suero somnífero en varias ocasiones su cliente se negó. Él quería un robo forzoso en el que la pobre mujer se pusiese a chillar. Enfadada se dirigió saltando por los tejados a su guarida, el teatro más popular de la ciudad. El Teatro Luces y Sombras era donde se encontraba el gremio al que pertenecía Selena. Lo llamaba gremio porque sonaba más bonito que grupo de ladrones y asesinos a sueldo. El gremio no se encontraba en el teatro mismo sino que la entrada a su guarida estaba allí. El teatro era propiedad del jefe se su banda y al ser el único de la ciudad todos los viernes se llenaba de espectadores deseosos de ser sorprendidos por las obras dirigidas por Esteban. Esteban no era un delincuente pero les guardaba el secreto porque le dejaban usar el escenario y le pagaban por hacer lo que le gustaba. Esteban era un buen hombre alegre y despreocupado. Los actores tampoco eran delincuentes pero eran hijos o sobrinos de algún miembro de la banda y nos ayudaban a mantener una doble fachada. Nadie sospechaba que la Banda Enmascarada se escondía o participaba en la vida del teatro, por eso era la guarida perfecta.
Selena entró por la puerta de atrás y se quitó la capa negra. Desde el telón de fondo vio que estaban ensayando y decidió no saludar para no interrumpirlos, la obra se estrenaría al día siguiente y necesitaban tenerlo perfecto. Selena fue a los vestuarios femeninos, saludó y giró la estantería, la puerta al pasadizo que llevaba a la guarida. En la mesa de la sala principal solo estaban Peter, Philip y Malcolm, el resto estaría trabajando. Peter era quien nos conseguía los trabajos y hablaba con los clientes que se ponían en contacto con él. Philip era el mejor amigo de Selena, ambos habían llegado allí más o menos al mismo tiempo y se habían entrenado juntos en el arte del robo y el asesinato. Malcolm era el jefe de la banda y el propietario del teatro, aparte de eso era el tío de Selena por lo que le exigía el máximo.
- ¿ Lo tienes?- preguntó Peter.
- Pues claro que lo tengo- dijo Selena lanzándoselo, Peter lo cogió al vuelo y lo examinó.
- No parece que tenga mucho valor - comentó Peter- ¿Lo has robado como te pedí?
-¿ En medio de la calle con todo el mundo mirando y de la manera más brusca posible?- preguntó Selena sarcásticamente. Peter asintió como respuesta- Sí.
-¿Sin veneno?- preguntó Peter.
- Sin veneno- respondió Selena seriamente. Philip que estaba afilando un cuchillo se rio y Selena tuvo que lanzarle una mirada amenazadora para que se callara.- Voy a mi cuarto a cambiarme y luego iré a ayudar a Esteban con los trajes de la obra.
Cuando Selena ya se había girado y se dirigía a las escaleras que llevaban al piso superior su tío la llamó:
- Selena, han llegado a mis oídos que ayer una Enmascarada amenazó a un joven con unos cuchillos pasadas las ocho de la tarde en un callejón. El joven dijo que la mujer le había amenazado con degollar a toda su familia si no le daba el dinero que pedía- Malcolm hizo una breve pausa- no serías tú ¿verdad?
- ¡¿Qué?! pues claro que no- dijo Selena haciéndose la loca- Seguro que era alguien que se hacía pasar por uno de los nuestros.
Mientras se alejaba por el pasillo maldijo a ese exagerado y estúpido de Christian. Es cierto que lo había amenazado la noche anterior pero ¿amenazar con degollar a su familia? menudo melodramático. Lo único cierto de aquella historia era que lo había amenazado con una daga. Pero tenía una buena excusa, el día anterior Christian, que no era un Enmascarado, la había estado molestando y ya era la quinta vez que lo hacía. La noche que lo amenazó Cristian había estado molestando a varias chicas y como daba la casualidad que Selena iba con su traje de Enmascarado decidió darle una lección. En ningún momento había sacado el tema de la familia o el dinero.
Selena suspiró y entró a su habitación. Vivir en el teatro le gustaba, llevaba allí más de siete años, desde que su tío la acogió. Todos piensan que la vida de los delincuentes es horrible pero la de los enmascarados no estaba nada mal. Tenías alojamiento ( las habitaciones estaban todas decoradas lujosamente), comida todo los días y vida a todo lujo a cambio de hacer algún que otro trabajito de vez en cuando. Dentro de la guarida se repartían las tareas y cada uno se encargaba de una tarea distinta. En el teatro los que tenían menos experiencia o más tiempo libre ayudaban a Esteban con sus obras. Selena por ejemplo ayudaba a coser los trajes y Philip escribía las obras. Todos los que vivían en el Teatro de las Luces y Sombras debía aportar algo. En el Teatro, cuando se representaban las obras, nunca robaban al público ya que la gente podría empezar a sospechar y descubrirlos. Si eso pasaba mucha gente se quedaría sin hogar y sin comida. Su tío se lo repetía muchas veces, eran como una gran familia y debían protegerse los unos a los otros, y por esa razón no debía revelar nunca su identidad mientras llevaba la máscara. A Selena le hubiera gustado decir que era una heroína, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, pero no dejaba de ser una delincuente y una asesina odiada por todos. Pero era lo que tenía que hacer si quería proteger a su familia y a su hogar. Su vida quedaba reducida a la doble personalidad, la mentira, el robo y el asesinato, era para lo que había nacido, para lo que había sido entrenada y a lo que había dedicado su vida y en el fondo le gustaba y era feliz viviendo. En el teatro Selena se sentía querida y apoyada por todos. El problema es que la felicidad y la tranquilidad no es eterna y que pasaría algo que haría cambiar su vida para siempre.
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