Ganchillo color sangre
Los nudos se tejen por la espina dorsal, la lana da vueltas y calienta las costillas. Se entrelazan los hilos, vueltos hacia arriba, y se enredan por mis cuerdas vocales, abrazados de encajes en serial.
Salen por mi boca para rozar la campanilla. Hilos pequeños pero incómodos y tan tensos, que aunque detrás de los dientes asomen, la presión de hebrado en aumento.
Enhebrado, quebrado pero tejido. Los ovillos se desquitan en colores y caos erguido. Bajan para abajo con rizo y se anudan con cualquier tornillo de la silla.
De otra capa en el subsuelo, el delineado rojo recrea trenzas en busca de deshacerlas. Se deshilachan las puntas y atravesarse cuesta más. las uñas se te quedan en el intento y el frustrado de regalo para dar. Los dedos inservibles, fuera de tacto o alcance, busca fantasma el dorso de la etiqueta pero tira cortante del aire en suspiros.
Quienes ni tocan, tiran con pasivos y es que el vibra de las cuerdas es algo agresivo.
Los hilos caen por el suelo pero ahora los pisos sin ver. Tiro de ellos y escozor in crescendo: la fricción en calor y poco encantamiento, solo legando quemaduras de cuerpo y alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario